Esta es la tesis principal de un reciente estudio publicado en el Journal of Sex & Marital Therapy por Sarah Murray y Robin Milhausen, de la Universidad de Ontario, tras consultar a 170 universitarios.

La mayor parte de las jóvenes consultadas confirmaban que el paso del tiempo las había llevado a perder interés por sus parejas, algo que no ocurría en el caso de los varones, cuyo deseo permanecía estable.

No se trata de una idea que haya sido articulada científicamente en un gran número de ocasiones. Por lo general, la ciencia contemporánea ha defendido que el deseo desaparece de forma natural de igual manera para ambos sexos. El presente estudio defiende, al contrario, que la pasión de hombres y mujeres se comporta de manera muy distinta a lo largo del tiempo.

El psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing, uno de los primeros en abordar las patologías sexuales a finales del siglo XIX, ya aseveró en su día que “el hombre siente el doble de apetito sexual que las mujeres”. Sin embargo, se trataba de una mera intuición que habría de ser referendada.

Las estadísticas parecen señalar inequívocamente en tal dirección. Según un estudio realizado en 2010 por una clínica de urología de Nueva Jersey, el declive de la pasión es el problema que más preocupa a las mujeres según envejecen.

Así, mientras antes de los treinta años apenas el 30% de las pacientes le daban importancia, un 48% de las mujeres de cuarenta y cinco años lo percibían como una circunstancia preocupante y un 96% de las mayores de setenta años lo consideraban su principal reto.