Un error presente en algunas relaciones de pareja es el llamado idealismo. Ver a nuestro compañero como el hombre perfecto, que no se equivoca, que no tiene defectos, el hombre ideal que cualquier mujer desearía tener. Esta situación suele ser muy frecuente en la fase de seducción.

Este idealismo también puede estar presente una vez que avanza la relación. Imagínate que tienes un problema con tu pareja. ¿Qué ocurre si idealizamos? Pues que creemos que todo cambiará si hay algún problema. Buscamos excusas acerca de ello, incluso nos echamos la culpa a nosotras mismas e intentamos justificar el porqué él está mal.

Hay que plantarle cara a los problemas amorosos y no idealizar ni a nuestra pareja, ni a nuestra relación y por supuesto, al amor. Estar enamorado es muy bonito. Encontrar a ese alguien con quien compartir tus emociones, tus palabras y carícias es realmente positivo. Pero el amor idílico es el mayor causante de las frustaciones.

Ante todo hay que ser consciente de la realidad: Nadie es perfecto. Ni tú ni él. Si nuestra vida fuera de cuento, llegaría un punto que nos aburriría.