Entrando a la segunda década del siglo XXI es tiempo de abolir de una vez por todas una serie de mitos que han acompañado el desarrollo de la vida sexual de las mujeres durante milenios.

Las mujeres sangran cuando pierden la virginidad

Falso. El tamaño y forma del himen cambia de una mujer a otra. La mayoría de bebés de sexo femenino no tienen al nacer porque el tejido se divide completamente estando aún en la matriz.

Contrario a lo que se ha creído durante varias generaciones, la mayor parte de mujeres no tienen ninguna estructura anatómica que les cause dolor o sangrado durante la primera relación sexual; aunque existe otra porción de la población femenina que nace con himen septado y por tanto puede presentar algún tipo de sangrado en la primera relación sexual o incluso puede haber complicaciones con la menstruación.

La pareja debe tener orgasmos sincronizados

Falso. Como bien es sabido, las sexualidades femenina y masculina son distintas. Desde el motor de la excitación hasta la consecución del orgasmo, pasando por los ritmos y las fantasías, tanto hombre como mujer suelen tener preferencias diferentes y todo ello influye en el tiempo de consecución de un orgasmo.

La concordancia temporal el punto máximo de placer se puede presentar, pero la probabilidad de que ocurra no es tan amplia como quisiéramos creer, el buen sexo no depende de una finalización simultánea sino de todo el camino recorrido.

Los hombres que disfrutan el sexo anal tienen tendencias homosexuales

Falso. El ano es una cavidad muy sensible, está cubierto por piel más delgada, en él terminan algunas ramificaciones nerviosas y además cuenta con un sistema muscular y un esfínter que es controlado conscientemente para controlar su dilatación o compresión.

Por estas razones anatómicas, el sexo anal resulta placentero tanto en hombres como mujeres y relacionar la homosexualidad con esta práctica sexual es tan solo un lastre cultural.

Las mujeres vírgenes no pueden tener orgasmos

La sexualidad en los seres humanos comienza a desarrollarse a muy temprana edad; por lo general, toda la población sana se masturba desde la infancia hasta el final de su vida si su salud se lo permite; siendo esto así, tener orgasmos sin haber tenido la primera penetración más que un mito es una realidad fehaciente y completamente natural.

La masturbación genera enfermedades y adicción

La masturbación es una de las mejores herramientas que tiene la mujer para explorar su erotismo. Aquel adagio popular “si quieres que algo salga bien hazlo tú misma”, puede aplicarse también a la sexualidad femenina para alcanzar excelentes orgasmos por medio del autoconocimiento.

Contrario a lo que suele pensarse, la masturbación es una práctica natural y completamente normal que dista mucho de las enfermedades porque suele practicarse con las propias manos o con dildos de uso personal.