En un estudio conducido entre estudiantes, se les pidió que jugaran con un programa que les mostraba miembros del sexo opuesto, a los cuáles debían elegir o descartar; el criterio era elegirlos según los consideraran “buenos” o “malos”.

En medio de la rápida sucesión de imágenes de la pantalla, los participantes jalan una palanca hacia ellos para aceptar un “buen” candidato o empujan la palanca hacia la computadora para indicar que la imagen muestra un candidato “malo” y no deseable.

Los investigadores notaron que los hombres tenían mayor dificultad para hacer elecciones rápidas, y que se equivocaron o dudaron más que las mujeres en el momento de jalar la palanca hacia uno u otro lado.

La interpretación de esto es que los hombres experimentan un mayor impulso de juzgar las imágenes de las mujeres basándose en el atractivo físico, mientras que las mujeres tuvieron respuestas más estables y precisas.