A veces las mujeres no podemos desahogarnos completamente, pero es bueno hacerlo, por eso nunca creas que sea tarde. Nunca lo es y simplemente hazlo. Es así que Teresa Donoso ha escrito para Upsocl.com un interesante artículo al respecto y a continuación te lo mostramos:

Quiero empezar diciendo que cuando te fuiste no era muy buena con las palabras aún. No sabía cómo usarlas, no entendía como expresarme con ellas. Las estiraba entre mis dedos y las dejaba caer como si fuesen arena, las miraba sin comprender. Un día estabas a mi lado y luego ya no estabas más.

No hubo un aviso previo, aunque recuerdo haber pensado que veía tu imagen de vez en cuando, dando vueltas por las calles. Era invierno y no estaba muy segura sobre mi reacción, no sabía si era algo que tenía que pasar y que simplemente no comprendía o si una vez más habías tomado una decisión sin consultar. Eras bueno para eso, para tomar decisiones que afectaban a otras personas sin nunca pedir la opinión de los demás.

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Sentí que ese invierno fue más largo que los anteriores. Intentaba cobijarme bajo las mantas pero el frío me llegaba hasta lo más profundo de cualquier forma. Creo que desde ese momento ya te extrañaba, pero como te dije, aún no lo comprendía. Hoy sí lo comprendo, pero la historia es diferente y yo soy otra, así que no viene al caso.

Creo que nunca entendiste lo que quise decir, y era algo bastante sencillo. Te quería, sentía que eras importante, que había algo en ti que nadie más podría imitar, incluso si eso significaba que sacabas a relucir los lados más extraños de tu personalidad.

Quería que supieras que aunque muchas veces pensaste que nada resultaría como lo planeabas, todo estaría bien. Siempre quise decirlo en voz alta, pero tu mirada me detenía. Era como si no quisieras creer que algo bueno podría salir de todo esto. Siempre recuerdo tus manos, la forma en la que se aferraban a todo con mucha fuerza, como si siempre pensaras que estabas a punto de caer.

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Solía pensar que si caminábamos lado a lado eso terminaría, pero nunca fue así. Los miedos aumentaron y los silencios se hicieron más grandes. Tu mirada se convirtió en un libro escrito en un lenguaje extraño que no podía comprender y por mucho que intentara leerla, simplemente estaba perdida.

Si aún caminas por las calles con miedo, espero que estas palabras te reconforten, porque la verdad es que sigo deseándote lo mejor de lo mejor. Espero que hayas encontrado un lugar donde todo tenga más sentido. Quiero creer que en el fondo igual pudiste entenderme, a pesar de que no hubiese podido comunicarme con las palabras exactas.

Quiero creer que tu paso por mi vida tuvo algún tipo de sentido, simplemente porque siempre he sido de esas personas que piensan que todo pasa por algo, que todo tiene algún tipo de explicación. Espero que ahora al fin puedas entenderlo, que lo sepas y que por sobretodo, nunca lo olvides. Te quise y siempre esperé que el amor fuera suficiente incluso si no lo era.