Las diferencias surgen, en su mayoría, con la elección equivocada de términos. Por otra parte, si se hace de manera pacífica, se puede lidiar con posiciones distintas.

Se deben omitir palabras que destruyen: “Tú siempre”, “no es cierto”, “no quiero”, “no tienes la razón”.

El uso de frases que descalifican trae una carga negativa a la conversación. Lo contrario sucede si el mensaje incluye los puntos de vista del otro y las diferencias pueden comunicarse de forma amable.

Es fundamental preguntarse si el método comunicativo con otra persona es positivo o negativo. Imaginar la reacción propia ante un argumento es ideal para comunicar las ideas de una mejor manera. La respuesta da los límites para construir y no destruir.