El auge de la tecnología móvil nos ha provisto de herramientas para comunicarnos instantáneamente. Aplicaciones como WhatsApp o el BlackBerry chat llegan a mover mil millones de mensajes en un día. Esta fiebre ha despertado el afán de muchas personas por conocer qué hace su pareja a cada momento.

Cantidad de relaciones se resquebrajan porque alguien no concibe que su pareja no pueda dedicar un respiro a atender sus comentarios. Estos conflictos se agravan cuando la persona que espera respuesta detecta que su pareja ha estado conectada y ha obviado contestar.

Las parejas que tienen un celular con las nuevas tecnologías de comunicación piensan que es una obligación que la otra persona responda cualquier mensaje y al momento que sea. Y si cualquiera de las partes no contesta al llamdo incrementa la sospecha: ¿Qué pasa, por qué no me responde? ¿Con quién habla? son solo algunas de las preguntas que a la larga arruinan la relación.

Una pareja debe confiar plenamente en la persona con la que está, si se pierde el respeto a la intimidad del otro los problemas estarán a la orden del día.