“La frecuencia es un asunto que deben pactar las parejas, sin que tenga que ajustarse a las estadísticas, sino a las necesidades de ambos”, explica la doctora Carmen López Sosa profesora de ginecología, obstetricia y pediatría en la Universidad de Salamanca y en el Centro de Estudios Universitarios de la Mujer.

“Para que hombres y mujeres se entiendan necesitan respetar la idiosincrasia biológica y las necesidades de contactos de cada uno, que pueden ser diferentes. Y eso lleva a pactar”, explica la doctora López Sosa, autora del libro “Sexo y sólo sexo”.

Respecto de la frecuencia sexual, esta experta opina que “quizá sea cuestión de que tengan hambre el uno del otro. Además, “¿Qué es normal: mucho o poco? En las prácticas sexuales, lo que para unos es vicio, para otros es lo normal, ya que cada uno tiene una cadencia”.

Los expertos coinciden que intentar obligarse a alcanzar determinadas frecuencias sexuales consideradas ideales, repercute negativamente en la intimidad, provocando estrés y decepción.

Hay otras cuestiones más importantes que la cantidad de encuentros sexuales, de cara a mantener una sexualidad plena y satisfactoria para ambos miembros de la pareja.

Para disfrutar la sexualidad, la doctora López Sosa aconseja pensar que poder practicar sexo es un indicador de buena salud, olvidarse de todo al hacer el amor es imprescindible para tener placer, reservar un tiempo en la agenda para el sexo, ya que es igual de importante que el resto de las tareas, y hablar de sexualidad con la pareja, al igual que se habla de los demás temas.

Para López Sosa hacer el amor es ir creando un lenguaje bilingüe en el cual puedan entenderse los amantes, en el que las palabras signifiquen lo mismo, y allí donde no haya palabras, que existan los gestos. Se trata de escribir una intimidad de a dos para poder crecer y ser, y en ese “soy” de cada uno que quepa el otro. Eso sí: para enriquecerse no deben confundirse los yo de cada uno. EFE