Los cambios sexuales presentados a través de los años, son silenciosos, impredecibles y en algunas ocasiones problemáticos.

Para afrontarlos de manera específica, la sexóloga Martha Mejía comparte lo que sucede en la vida sexual en cada etapa, tanto en hombres como mujeres.

En el hombre:

En la juventud (20 – 25 años), cuenta con un nivel de testosterona (hormona sexual masculina) muy alto, esto hace que consiga una erección permanente y sea muy susceptible al estímulo visual femenino.

Entrando a la madurez (25 – 30 años), es más selectivo con las parejas que se relacionan sexualmente con él, en esta etapa compromete sentimientos, y procura que el vínculo sea más estable.

En la madurez (30 – 60 años), tiene dificultades en el encuentro sexual, la testosterona se produce menos y por lo tanto necesita un preámbulo mucho más específico.

Adultez (60 años en adelante), la testosterona es mínima, eso quiere decir que tiene más disposición al tener sexo en horas de la madrugada, entre 12 de la noche y 5 de la mañana, pues a esa hora ingresa algo de testosterona.

La mujer:

En la juventud (20 – 25 años), está marcada por la aprobación en la figura masculina, en donde se sienta protegida, respaldada y apoyada en su pareja.

Entrando a la madurez (25 – 30 años), es selectiva. Busca un buen reproductor, que cumpla ciertas características como visión de papá responsable, fiel, sano, entre otras.

En la madurez (30 – 60 años), llega a una estabilidad física, emocional y económica. Como reflejo de su seguridad, domina a su pareja, también es una diosa erótica, muy segura de su cuerpo y su feminidad.

Adultez (60 años en adelante), busca la compañía. Se cuestiona sobre que ha hecho de su vida, porque no merece estar sola y le apresura tener una pareja estable. El entorno sexual, es más reposado, se hace presente el dolor por temas de la menopausia.

Los cambios de etapa en los dos géneros, no significan siempre que el deseo aumente o disminuya, sin embargo, es importante mantener la química y la chispa del amor.

La comunicación será base fundamental para que el encuentro sea placentero, pues es una manera de conocer a la otra persona, en todas sus facetas. Innovar en la manera del encuentro y en los lugares servirá para no caer en la cotidianidad.