Como dijo una vez el escritor Milan Kundera: “Los errores personales no son causa de verguenza, lo que realmente humilla es que son vistos por todos.” Todos tenemos “accidentes” diarios que son ocasionados por nuestra torpeza, pero lo que es terriblemente vergonzoso es que esto nos suceda en presencia de la persona que nos gusta.

Caerte. Es como si el piso y tú tuvieran una relación permanente. No importa cuánto lo intentes, por alguna razón siempre terminas en el piso y lo peor es que sea en público, específicamente frente al chico que te gusta. La situación es esta, estás en una fiesta y de pronto lo ves, te acercas a saludar y ahí vas, directo al suelo. Lo único que quieres es retroceder el tiempo y evitar la caída. Lo peor es que además de las risas obvias te pregunta si se te pasaron los tragos. La verdad es que seguro estás más sobria que él, de hecho casi ni tomaste, solo que tu torpeza supera límites insospechados.

Algo en los dientes. Estás comiendo una ensalada, una hamburguesa o lo que sea. De pronto él se te acerca para saludarte, te limpias tomas agua y empiezan a conversar. De pronto ves que él sonríe de una forma extraña, le preguntas qué sucede y te dice “nada”. Terminan la charla, vas al baño y al verte al espejo lo ves, una tremenda lechuga en tus dientes. Obviamente estuvo ahí mientras tú conversabas con el chico que te gusta y por lógica él se dio cuenta, por eso se reía de forma extraña. Solo quieres quedarte en el baño para siempre.

Derramarle algo encima. Por alguna razón tus niveles de torpeza incrementan cuando estás cerca del chico que hace que tu corazón lata a mil por hora. Tienes que controlar tus manos y tus pies el triple de lo normal. Pero por más que tratas, parece que nada da resultado. Estás ahí con un vaso de gaseosa/agua/café/chicha o lo que sea y te lo cruzas, por trata de saludarlo le echas todo tu contenido encima. ¿Lo peor? Seguro él iba a una reunión o algo importante, solo sonríe y te dice “no importa”. Pero tú sabes que sí importa.

Regla. Las mujeres irregulares sufren más con el ciclo menstrual que las que son exactas. Entre otras cosas porque el no saber cuándo te va bajar te obliga a llevar en la cartera una toalla higiénica todos los días en caso de emergencia. El problema es cuando estás en medio de una cita o conversando con el chico que te gusta y de pronto te dice “hey, creo que tienes algo en el pantalón”. Te ves y ahí está, todo rojo y manchado. Si hay algo peor que esto no lo sabemos.

Gases. A veces no lo podemos evitar, simplemente salen. Sabemos que en realidad es algo natural en nuestro cuerpo, pero hacerlo en público siempre es motivo de vergüenza, sobretodo cuando es frente a la persona que nos gusta.

Redacción InPerfectas

Por Claudia Sovero (@Claudia_Sovero)

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