Fernanda Ramírez Hurtado escribió para Upsocl un artículo donde explica, desde su experiencia, por qué el amor no debe ser complejo para ser real.

“Es curioso pensar que las veces que lloré por alguien fueron las veces que supe que en verdad amaba, y que ese sentimiento de aferrarme a mi almohada solo me hacía más sentido si aceptaba que tenía sentimientos por esa persona. Siempre aprendí que cuando alguien te lastimaba era por que lo querías, pero con el tiempo, esa idea errónea me llevó a creer que solo sufriendo podría demostrarle a una persona que la quería.”

“Me aferré a estereotipos de amor salidos de una novela, llenos de lágrimas y sombríos recuerdos. Dejé de buscar un amor simple, con intereses comunes, conversaciones simples.”

“Sería una mentira decir que me gustaba sufrir. A nadie en su sano juicio le gusta sufrir, en cambio, me gustaba sufrir con alguien, inventarme mil pretextos de por qué no estaríamos juntos, dedicarle canciones cursis y tristes, y dar besos nostálgicos. Tenía una extraña fascinación por aquellos tipos de amor inmortal, como Gatsby y Daisy, Romeo y Julieta y Jack y Rose, y creía que un amor así valdría la pena.”

“Tal vez pasé mucho tiempo de mi infancia leyendo, o tal vez nunca supe apreciar de cerca cómo debía ser el amor real.”

“Después de un par de decepciones pensé que si sufrir era la única manera de amar, yo no quería amar a nadie, así que cerré mi corazón para siempre.”

“Durante ese tiempo, me di cuenta de que seguía sufriendo, seguía buscando algo. Aunque me rodeé de gente, salí a comer con amigos e hice un montón de cosas que nunca debí hacer, todavía me faltaba algo.”

“Romperle el corazón a alguien es muy delicado porque se convierte en alguien que solo busca romperle el corazón a otra persona o en su defecto que busca a alguien con el corazón más roto que el suyo para poder curarlo.”

“Pero nadie es capaz de arreglar a otra persona. Cada persona debe sanar su propio corazón. Aunque aferrarse a una persona tóxica que necesite tu ayuda puede hacerte sentir necesaria y noble.”

“Yo creía que tendría todas las fuerzas para curar a la persona que amaba, y de nuevo, me volví en una amante trágica. Parecía que nunca dejaría esa tormentosa carrera de amor y odio, y cuando por fin lo hice dejé de verle sentido a mi vida. Me enamoré de ser la cura de alguien, aún cuando esa persona era mi enfermedad, me repetí mil veces que el destino nos querría ver juntos y así tuve que regresar a llorar y a aferrarme a mi almohada.”

“Ahora sé que la próxima vez que diga te amo, no será para sanar a la otra persona, sino para agarrar su mano y reír de tonterías, tener conversaciones simples, un amor sencillo. Pero para eso tengo que sanar yo primero.”

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