1. Quiérete y mantén una sana autoestima. El modo en el que nos sentimos con respecto a nosotros mismos afecta de forma decisiva todos los aspectos de nuestra experiencia, especialmente en nuestras relaciones y en el sexo. Tener un adecuado sentimiento de la propia valía es básico para disfrutar la sexualidad y hacerla nuestra.

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2. No descuides las relaciones íntimas. El ritmo de vida, la rutina, el envejecimiento, el estrés, los disgustos, el cansancio, la presión y los cambios, muchas veces nos hacen dejar la sexualidad como última prioridad. Y eso es algo que no debiese ocurrir. Hay que recordar la importancia de las relaciones y de la intimidad.

Para poder disfrutar de todo ello hay que trabajar en las creencias y en el respeto por nuestras ideas, en nuestros valores, los tabúes y nuestras limitaciones. Debemos liberarnos y sentir.

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3. Gestiona tu inteligencia emocional. Las relaciones llevan implícitas emociones y miedos. Con amor o sin él, tenemos que aprender a gestionarlas para que sean nuestras aliadas, para sentir con intensidad pero sin desazón.

De cara a entender la función que tienen las emociones en las mujeres, es necesario vincularlas con las necesidades fundamentales desde el plano psicológico. Queremos pasión, deseo, confianza, amor, libertad, seguridad y huir del miedo.

4. Comunícate. El sexo es algo natural. Se lo que me gusta, lo digo y lo pido. Si no hablas es difícil que te entiendan, si no escuchas cómo puedes entenderle. Además, la comunicación con nosotros mismos determina en gran medida el autoestima. Los mensajes y pensamientos negativos impiden que construyamos un camino sereno, sincero y directo a comunicarnos con nuestra pareja y nuestra sexualidad.