En tono champán y con corte clásico, el traje permitía lucir a Stéphanie un bello escote a la espalda.

La novia, de 28 años, llevaba un favorecedor recogido coronado por una tiara de 260 brillantes insertados en platino que pertenece a la familia de la novia y es obra de la firma Althenloh de Bruselas.

La diadema familiar la llevaron sus hermanas en sendos matrimonios antes que ella. Los invitados han podido observar en su esplendor durante la ceremonia el bello velo de más de cuatro metros de tul de seda color marfil.

Según ha informado el Gran Ducado a los centenares de periodistas acreditados al enlace de todo el mundo, para elaborar el vestido se han empleado 3.200 horas de trabajo para los bordados y 700 horas de costura.

Se han utilizado más de 80.000 cristales transparentes, 50.000 cuentas y más de 10.000 metros de hilo bordado cubiertos de plata.

Para el cuerpo del vestido, entallado a la cintura, el diseñador también ha utilizado 50 metros de encaje Chantilly, 40 metros de encaje de Calais y 30 metros de organza.

En la elección del modisto libanés Elie Saab, habitual de estrellas de Hollywood en alfombras rojas, podría estar su suegra, la Gran Duquesa María Teresa de Luxemburgo, que ha lucido diseños de la firma con anterioridad.

Para el enlace de su hijo, el príncipe heredero Guillermo de Luxemburgo, María Teresa ha optado por un “total look” de seda roja de Bailmain.

La histórica casa de maestros floristas parisinos La Maison Lachaume firma el ramo de la novia, elaborado con orquídeas blancas. Stéphanie ha conseguido mantener el secreto de su vestido de novia hasta el último momento.

En la boda civil del viernes lució un traje chaqueta color crudo de Channel y optó por dejar su melena suelta, solo recogida por un pequeño broche a un lado. EFE