Decepcionada por la triste manera en que su marido le pidió casamiento, Sheppard pensó que sería una buena idea entrenar a los hombres para que no les vaya mal cuando lo intenten con sus parejas.
“No voy a contar exactamente cómo fue en mi caso, pero pedirle matrimonio a la persona que amas, debería ser algo más lindo y complejo que un simple acto en el que no se sabe si se está pidiendo la mano o un pizza por delivery”, contestó la galesa cuando la prensa le pidió que explique un poco de qué se trata el curso.
“Quiero ayudar a otros a que no sientan lo que sentí yo, que no parezca que al otro le da lo mismo pedir que nos casemos o que el mozo le traiga una cerveza”, aclaró la mujer.
Según se explica en el curso, el novio puede elegir entre diferentes variantes y formas, y los precios van de 15 a 15.000 dólares, dependiendo de la complejidad del pedido.
“Una buena propuesta puede ser recordada por siempre, pero una mala puede terminar en YouTube y ser el objeto de críticas y burlas por semanas”, finalizó Sam.