El estilismo de Carey Mulligan en el remake más sonado de la temporada tiene todas las papeletas para alzarse con el Oscar a mejor vestuario, y sólo hace falta echar un vistazo a algún que otro fotograma de la película para entender por qué: vestidos estilo años 20, flappers, bobs, plumas, perlas, y muchas, muchísimas joyas.

Una de estas piezas de infarto es la espectacular tiara art-decó diseñada en exclusiva por Tiffany para el filme, junto con el resto de brazaletes, gargantillas y pendientes que lleva en pantalla la glamourosa Daisy Buchanan, y que compiten en protagonismo como los gemelos-joya del propio Jay Gatsby.

Una pequeña obra maestra, inspirada en los archivos que la propia firma neoyorquina posee de las décadas 20 y 30, y que ya forma parte de su colección, eso sí, por la nada despreciable cantidad de 200 mil dólares.

La diadema, engastada con perlas y brillantes de talla redonda, se divide en dos piezas, con un broche de inspiración vegetal que se puede lucir por separado.