Viaja con tus hermanas o amigas más cercanas. No es que no vayas a poder hacerlo después, pero muchas mujeres concuerdan en que existe algo liberador y fortalecedor en hacerlo antes de contraer matrimonio.

Viaja con tu futuro esposo. Esto implica resolver problemas juntos y lidiar con asuntos cotidianos por al menos una semana.

Viaja sola. Entre las principales motivaciones para viajar solo destacan lo importante que es el desafío de superar miedos e inseguridades propias.

Sufre por amor. No sólo te hace más fuerte individualmente superar una pena de amor, sino que también te enseña a que el amor nunca lo puedes dar por sentado o garantizado.

Termina con alguien. Sea una agradable experiencia o no, estás autorizado a por al menos una vez ser la persona que tiene la última palabra en una relación.

Pon en orden tus finanzas. Por tu propia tranquilidad y la de tu pareja debes tener en orden tu vida financiera.

Habla acerca de tus finanzas con tu futuro cónyuge. Asegúrate de saber las metas a largo y corto plazo de ambos en este sentido. Hablen de cómo organizarán los gastos, pues los asuntos de dinero pueden ser un grave obstáculo para la felicidad conyugal.

Vive sola. Puede ser con amigos o colegas, pero no con mamá y papá. La autonomía es impresionante. Además, te hace agradecido de las cosas que tu cónyuge aporta una vez que están viviendo juntos.

Vive con tu pareja. Si eres de la vieja escuela, puede que no te agrade la idea, pero puede servir como una “prueba” antes de comprometerte. Además, así lo conoces realmente.

Tener una aventura de verano. Es una divertida historia para recordar después.

Aprende a cocinar. No porque te estás preparando para ser una dueña de casa, sino porque es tranquilizador saber que puedes valerte por ti mismo en la cocina.

Gasta dinero en ti. Porque puedes y debes.

Ten por lo menos una buena pelea con tu futuro esposo. Es bueno para saber si tienen la capacidad de superar conflictos y cómo lo hacen.

Ten varias citas. Los monógamos seriales suelen sentir que perdieron experiencia por no haber experimentado buenas, malas, divertidas y vergonzosas citas.

Enfrenta tus peores miedos. Haz paracaidismo, habla en público, o come en público sola, lo que sea, hazlo.

Intenta tener un “amigo con derechos”. Para asegurarte de que ese amigo que siempre te gustó no se convierta en “el que se escapó”.

Concéntrate en tu educación. No es que no puedas hacerlo una vez que estás casada, pero es posible que pase un tiempo antes de que consigas hacer un posgrado o estudiar eso que anhelas, pues tendrás otros gastos y prioridades.

Empieza a trabajar en hacer realidad tus sueños profesionales. Porque tus metas personales siempre deben ser tu prioridad.

Decide cómo te sientes respecto a los niños. Es como el dinero, es un asunto que debes discutir antes de que te cases porque si lo haces después es probable que pueda ser un problema, si no llegan a un acuerdo sobre si quieren o no tener hijos.

Desintoxícate: Come sano y haz mucho más ejercicio.

Ve al cine sola y cómprate todo lo que quieras en la dulcería. Disfruta de los placeres más simples sin que nadie te esté pidiendo que le compartas, ni comentando sus puntos de vista (no solicitados) durante la película.

Haz algo estúpido y loco. Las locas aventuras que se convierten en anécdotas son las mejores.

Conócete a ti misma: La explicación es evidente.