Es cierto que no todas somos así (además, llorar y/o ser llorona cuando de verdad sientes ganas de llorar, no tiene nada de malo), pero siempre existe y existirá un grupo de mujeres que no pueden evitar sentir que se les salen las lágrimas cuando…

(Si no eres capaz de reírte de ti misma, mejor no sigas leyendo)

Existen distintos tipos de “lloronas”, pero los más representativos, son dos.

Tipos de lloronas :

Las “Recontra-super-archi-mega sensibles” y “Las Cocodrilas”

El primer grupo de las lloronas (“Las Recontra-super-archi-mega sensibles”), no pueden evitarlo, se les salen las lágrimas, por mares. Lloraron al ver el final de The Notebook o cuando Landon hace realidad los sueños de Jamie en “A Walk to Remember”, cuando el amor vence las fronteras entre la vida y la muerte en “Ghost” con Demi Moore y Patrick Swayze, entre otras películas que algunos califican de “pinky”.

Ellas se enternecen sublimemente con los poemas de Sabines, Buesa, Neruda, Benedetti… Escuchan más la letra que el ritmo en las canciones; sueñan con un Hemingway y a veces, solo a veces, se sienten como Frida Kahlo.

El segundo grupo de las lloronas (“Las Cocodrilas”) es definitivamente, el más peligroso de todos. Con ellas, hay que tener mucho cuidado; porque además de una amplia experiencia, maestría y doctorado en el tema, la mayoría de veces (casi todas) se disfrazan. Utilizan artimañas desagradables y maliciosas. Son egoístas y les llega al pincho todo el mundo con tal de lograr lo que ellas quieren.

¿Cuándo lloran? Cuando les conviene.

Probablemente ni siquiera les haya chocado en lo más mínimo, pero lloran para manipular. Lloran para hacerse la víctima y que la otra persona deje de concentrarse en que realmente tiene la razón y se preocupe en calmar su llanto. Se tapan la cara fingiendo vergüenza cuando en realidad, quieren exponer su llanto

Es cierto que todas (ya ya, no generalizo, “la gran mayoría”) lloramos, pero… ¿por qué lo hacemos? y si somos alguna de las “lloronas”, ¿cuál somos?

Eso es algo que solo TÚ sabes, pero… ¡vamos! No usemos nuestras lágrimas como herramienta para conseguir lo que queremos. No pidamos “igualdad” cuando ser una Cocodrila , es una clara muestra de incoherencia, porque en el preciso instante en el que empezamos a derramar una Lágrima Cocodrila , por conveniencia, por egoísmo y solo por hacernos a la víctima y no porque realmente quieres llorar, nos desvalorizamos y estamos haciendo algo asqueroso: llorar por dar pena .

Nota personal: Admiro a las personas que tienen la libertad de exponer sus lágrimas sin miedo, de enternecerse y ser sensibles, pero porque de verdad lo sienten… Y por otro lado, he sido una Cocodrila en algún momento, no me arrepiento, pero aprendí que eso no va conmigo.