- El muy machito

Machista por aquí, machista por allá. Cree que las mujeres solo servimos para limpiar y servir la comida.

- El alucinado

El muy mostro se cree la gran cagada. Lo único que tiene de bueno es… nada. Nunca ha trabajado en su vida, papi y mami le dieron una tarjeta de crédito y se da la gran vida, “choleando” a la gente.

- El c.s.m.

Mentiroso, patán y manipulador. Se las sabe todas a la hora de gilear a una flaca, normalmente usa esas artimañas para conseguir sexo y una vez finalizado el coito, desaparece. ¡Puf! Magia

- El inseguro

Celoso hasta por las huevas. Para él, tú te has tirado a medio lima y siempre te difama. Se sienten amenazados por mujeres fuertes y exitosas. Y, sobre todo, tratan de hacerte sentir insignificante, para pisotearte, manipularte y maltratarte a su antojo.

- El sabelotodo

Este cavernícola acomplejado, cree que se las sabe todas. (Según él) sabe de vinos, carros, empresa, filosofía, arte egipcio, cultura japonesa, y (según él) siempre tiene razón. No acepta ninguna argumentación porque para él, solo es válido su punto de vista, el resto… son “pura estupidez”.

- El sobreprotector

Quiere llevarte, recogerte, acompañarte durante tu camino hacia el baño de mujeres… un poquito más y se ofrece a bajarte el calzón para que hagas pichi. Tiene un complejo crítico de padre sobreprotector y llega a hastiar a los pocos días (horas).

- El que no cree en nadie

Le llega si te pasa algo. Si te caes, te rompes una pierna y estás tirada en el piso llorando desconsolada, para él, estás “llorando por las huevas”; si te botan del trabajo y estás preocupada porque tienes cuentas que pagar, para él, eres una “exagerada y dramática”; es un adicto al veneno. Le importas un soberano grano de café perdido en Starbucks.

- El llorica

Llora por las puras huevas. Siempre está quejándose… o llorando. Creando problema y medio de la nada. Es más enredado que pelea de pulpos.

Cuando un hombre es centrado y mentalmente saludable, puede llegar a ser una buena pareja (idóneamente hablando, claro), pero dentro de todos los hombres tóxicos , el peor es y siempre será “el”, ese que se te vino a la mente y que buscaste entre las definiciones, ese que siempre, después de cada relación fallida, vuelve a ti… ese que cuando tú, por fin, estás sintiéndote feliz, te llama y te dice que te extraña; ese que jugó contigo, ese, al que le tienes que aprender a decir adiós para seguir adelante.