Cuando estaban en secundaria, juraron que al salir del cole, seguirían viéndose (cada semana) y que nada cambiaría. Después de haber compartido risas , llantos y chongos … cada una toma un rumbo distinto. Una se fue Medicina, la otra a Literatura, un par a Comunicaciones, y las demás, a administración. El tiempo pasa volando y cada una se preocupa en estudiar y trabajar para salir adelante.

El tiempo siguió pasando y cuando se dan cuenta, no se vieron tan seguido como planearon, no se llaman tanto como antes y ya no tienen tanto tiempo disponible para huevear.

Te das cuenta de que todas han cambiado. La que se emborrachaba (jodidamente) en cada tono, hoy, se queda en casa más de 3 fines de semana seguidos; la que no creía en el amor, se enamoró; una de ellas, ya es mamá; y tú… tú también has cambiado.

Ya no sales a tonear tan seguido como antes, te preocupas mucho más por el dinero (y las deudaaaaaaaas); ya no es tan fácil bajar de peso; empiezas a entender lo importante que es saber ahorrar; cambiaste los tequilas por cafés y… ya no usas tu agenda de Pascualina.

Decides que sería una buena idea reunirse todas y tomar algo. Creas un grupo en Whatsapp, las agregas a todas y les cuentas tu magnífica idea. Después de 3 días, recién logran ponerse de acuerdo; la fecha pactada es el día Viernes, a las 8:30 p.m. en Starbucks.

Llega el viernes y después de la chamba, te diriges al reencuentro. Te emocionas y empiezas a recordar todos esos grandes momentos que compartieron alguna vez; esos secretos que se contaban; el increíble apoyo que fueron para ti cuando tú las necesitaste y las incontables veces que se han cagado de risa.

Llegas, y te das con la sorpresa de que eres la primera y decides pedirte un café. Cada 10 minutos llega una de ellas. Pasada una hora, recién logran estar completas. Se sientan y se miran; la amistad fluye; empiezan a salir los temas de conversación, se cagan de risa, se preguntan “huevona ¿qué es de tu vida?”, “¿y qué fue de ese pata con el que estabas?”, cómo les va en sus carreras, en qué están chambeando ahora y cómo está la familia (otros temas: CENSURADOS).

Y por un momento, en el medio de los chismes y la catarsis del día a día, sientes que el tiempo no ha pasado… que aunque hoy se ven distintas (los años no pasan en vano), siguen siendo las mismas. Las mismas “cojudas” (con cariño) que se cagan de risa de todo. Las mismas que hacen chongos que solo ellas entienden y que la gente al pasar y escucharlas, piensan que están locas.

Las mismas, solo que más grandes, más fuertes, más sabias, mejores.