La ninfomanía va más allá del límite del sexo y puede ser comparada con la drogadicción o el alcoholismo, debido a los excesos que se pueden vivenciar al padecer este desequilibrio.

El problema de todo esto es que la hipersexualidad femenina sigue siendo un tema tabú. Las mujeres que la padecen esconden su adicción y es muy difícil que lo reconozcan. Por ello, hay que recordar que se trata de una enfermedad. Entre cuyas consecuencias más inmediatas encontramos: agotamiento de las parejas (tanto física como psicológicamente) y rupturas.

Además de los evidentes problemas con la pareja, la mujer ninfómana busca estímulos sexuales constantes. Esto conlleva a que tengan relaciones sexuales con personas desconocidas, corriendo el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual.

Otros de los comportamientos más habituales es el consumo de pornografía, la masturbación e incluso la práctica de vouyerismo. Además, las mujeres que sufren este problema se despreocupan de su trabajo y de su familia, y nada parece complacerlas.

Es recomendable, para aquellas féminas que padecen este problema, asistir a terapia, pues solo un especialista puede recetar medicamentos adecuados para reducir el apetito sexual, pues estos fármacos son un excelente paliativo para el deseo sexual.