Cuando era estudiante universitario, Lee Price notó que existía una relación muy extraña entre las mujeres y la comida. Inspirado en la escena del té de Alicia en el país de las maravillas, comenzó a componer cuadros que expresaban un conflicto silencioso y que él percibía sólo intuitivamente.

Price, quien pinta a partir de fotografías, ha trabajado ya dos series de obras porque quiere entender y transmitir, de manera más consciente, cómo percibe él la alimentación emocional y compulsiva.

En entrevista para The Daily Beast, Price declaró que el tema lo conecta con su propia historia, pues él mismo, a los 20 años, tuvo algunos desórdenes. Más que considerarlo algo vergonzoso o patológico, Price cree que la relación con la comida se ha pervertido; si bien la comida es un medio para aliviar la angustia, lo hemos estado haciendo de manera dañina.

La relación obsesiva que muchas mujeres tienen con la comida también está ligada a las ideas sobre cómo “debería ser” su cuerpo. Para Price, la forma en la que la mujer usa la comida para aliviar su angustia es similar a la manera en que el hombre usa el sexo. Esa fórmula es reafirmada una y otra vez en los medios de comunicación, por eso el pintor eligió trabajar con una estética entre pop e hiperrealista