Así es, ni el mejor antiarrugas logrará revertir la huella física que deja esta condición clínica.

¿Cómo lo sabemos? Gracias a un estudio publicado en Molecular Psychiatry, en él los investigadores examinaron los cromosomas en las células de 2 mil 400 participantes busca de telómeros y descubrieron que las personas con depresión los tenían más cortos y se volvían más cortos cada año (los telómeros cortos se han relacionado con la obesidad, enfermedades del corazón, diabetes, algunos tipos de cáncer y etc).

El estudio concluyó que aquellos que estuvieron deprimidos clínicamente durante dos o más años mostraban un envejecimiento ¡de 7 a 10 años mayor en comparación con los que no lo estaban!

Esto no es algo sorprendente si nos ponemos a pensar en la forma cómo luce nuestro rostro (cansado, ojeroso, sin brillo— y cómo nos sentimos —a veces hasta adoloridos) tras tener solo un par de malos días por algún disgusto o tristeza… es evidente que el cuerpo paga factura por nuestras emociones.

Y mientras más investigación se realiza al respecto, vale la pena tener una visión más optimista de la vida por salud.

Fuente: Contexto