Comes todas las calorías que quemaste (y un poquito más): Pensamos que al hacer ejercicio se nos da una carta abierta para alimentar el cuerpo, ya que “quemaste muchas calorías”. Y no es así. Si estas pensando en perder peso, no sólo importa el ejercicio que hagas, sino lo que comas y cuanto comas. Elige una comida con un poco de proteína, grasas buenas, y algunos gramos de hidratos de carbono, una hora después de tu ejercicio. Esta fórmula te ayudará a controlar el instinto de comer todo lo que pase por el frente y le darás a tu cuerpo lo necesario para que pueda recuperarse rápidamente.

Consumes muchos alimentos deportivos: Cuando la gente hace deporte, y fuerte, cae en la tentación de estos alimentos de alta recuperación pero que también pueden ser una bomba de calorías. Todos los geles, masticables y bebidas que pretenden dinamizar, hidratar y potenciar tu rendimiento como si fueras un corredor de maratones son necesarios si estás haciendo ejercicio por más de 75 minutos o en altas temperaturas.

*Haces una dieta súper extrema A las mujeres nos encantan esos cuentos de perder mucho peso en poco tiempo, más cuando nos quitamos grupos de alimentos enteros. Si a esto le sumas una rutina de ejercicios exigentes, estas anotándote en un camino de pérdida de peso con rebote. Cuando vuelvas a comer los alimentos que: 1. Estabas acostumbrada (cosa que pasa a menudo cuando te quitas un alimento “solo para” perder peso) y 2. No puedas mantener la rutina de ejercicio de alta actividad.