Dormir bien: Quizás una de las acciones más simples en el papel, pero muy difícil de conciliar en concreto, es el dormir. Una investigación de la Universidad de Nueva York, que tuvo como objeto de estudio un grupo de individuos, arrojó que un 60% eran obesos y dormían menos de siete horas, lo que evidenció que 6 horas y media es el tiempo ideal para minimizar el incremento del peso.

Caminar con peso: Uno de los ejercicios que se pueden recomendar y que no requiere mucha logística es caminar distancias cortas y medias con una mochila en la espalda que contenga al menos un 20 por ciento del peso corporal. Si se realiza a diario este ejercicio, por treinta minutos, ayuda a quemar hasta 490 calorías.

Beber mucha agua: El agua es el vital elemento y como tal es fundamental para tener un control dirigido sobre el peso. Por ejemplo, las personas que beben poca agua o no la beben derechamente, corren grandes riesgos de que su cuerpo retenga líquidos, lo que aumenta el volumen corporal. Uno de los mejores momentos para beber agua es antes de las comida para motivar una buena digestión de los alimentos. En cuanto a cantidades es recomendable consumir dos litros diarios y no más, ya que un exceso puede provocar una desmineralización diurética.

Ejercitarse en ambientes fríos: Obviamente que es una práctica que asusta, pero hacer ejercicios en un ambiente frío obliga al cuerpo a trabajar más duro y provoca una mayor quema de calorías, ya que el tejido adiposo que se encarga de quemar calorías es más sensible a los climas fríos.

Aumentar el ritmo cardíaco: Una frecuencia cardíaca de niveles óptimos es de 134 pulsaciones por minuto, lo que está ligado a la intensidad y consistencia del ejercicio. En ese sentido, si el corazón sobrepasa ese nivel de pulsaciones por minuto, necesita más energía y, por ende, más calorías se consumen.

Levantamiento de pesas: Uno de los buenos ejercicios es levantar pesas y hacer repeticiones a gran velocidad, pues ponen en acción músculos y fibras de contracción. Por ese motivo, con ese nivel de exigencia se queman más calorías con la misma cantidad de entrenamiento.

Administrar los intervalos: Una de las formas simples de bajar de peso es realizar ejercicios en intervalos de ocho segundos de alta intensidad por doce de baja, ya que un estudio de la Universidad de New South Wales (Australia) realizado a un grupo de personas que realizaban diariamente ejercicio demostró que quienes trabajaron con ese nivel de intervalos lograron disminuir 2.5 kilogramos en 15 días.

Consumir vitamina D: Las células que ayudan a quemar grasa requieren de calcio y vitamina D para cumplir dicha función. Por eso, las personas que tienen un marcado sobrepeso necesitan consumir más y mejores dosis de esos vitamínicos.

Comer cada tres horas: Una buena alimentación es importante para tener un buen peso. Comer cinco comidas pequeñas al día provoca que se quemen calorías, especialmente debido al efecto térmico de los alimentos. Las proteínas, por ejemplo, poseen un efecto térmico que permite traducir que un porcentaje de 30% de las calorías sean quemadas en la digestión.

Visitar al nutriólogo: Asistir periódicamente a un nutriólogo permite llevar una alimentación sana y balanceada, reduce la incidencia de enfermedades, mejora el rendimiento físico y mental, y permite disfrutar de la amplia gama de alimentos.