En el 30 aniversario de su firma, Tommy Hilfiger, predicador de los mandamientos del preppy americano y la moda made in USA, celebró un macrodesfile en el que recreó un estadio de fútbol americano por el que avanzaban versiones modernas de Ali MacGraw en la piel de modelos del momento, como Anna Ewers, Jourdan Dunn o Gigi Hadid.

Tommy Hilfiger, que representa en cambio a la juventud estadounidense despreocupada y lúdica, siempre con buenas notas en el expediente, había prometido el desfile más espectacular jamás visto y no quedó lejos de su ambicioso objetivo.

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En el gigantesco Park Avenue Armory recreó un estadio de fútbol americano y sentó en las gradas al respetable, entre el que se encontraba la cantante Rita Ora, la novia de su hijo Richard.

Pero el espíritu competitivo del deporte se fundió un clásico sentimental del cine de los años 70, Love Story, cuya protagonista, Ali McGraw, es la principal influencia de la colección.

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Sobre el campo de fútbol americano, entonces, todo un equipo de niñas modosas que heredan del espíritu trágico romántico de Ali McGraw la cachemira, el jaquard o el tejido vaquero, así como el estampado de cuadros. Al actualizarlo, Tommy Hilfiger rompe el plisado de la falda, enciende los terciopelos y da un mayor volumen a las lanas, aunque se mantiene fiel a uno de los colores de la temporada, el tabaco, en un maridaje muy otoñal con el burdeos.

Del fútbol americano quedan el cuero y las costuras gruesas a la vista, casi cicatrices al estilo del balón de este deporte, además de las hombreras y la numeración a la espalda, que incluso se imprime en un abrigo de pieles sintéticas. Tras jugar con las capas, las casacas y las trencas, dejando al aire algún escote en uve o algún cuello caja, Hilfiger, como una estrella del deporte, salió casco en mano a saludar a la hinchada que le ha convertido un emporio textil mundial.