En BuzzFeed conocen bien de esto, por lo que enumeraron unos síntomas para reconocer sí eres “la fastidiosa de tu grupo” cuando se trata de hablar de gimnasio y sana alimentación.

1. Le dices a todo el mundo lo perjudicial que sería para su salud ese pastelito/rebanada de pan/ y ese plato de pasta.

También les explicas las alternativas que tienen para comer saludablemente – ¿han probado los espaguetis dietéticos? ¡Son riquísimos y no tienen carbohidratos! ¿Sabían que pueden hacer cupcakes sin azúcar ni grasa en el microondas en menos de dos minutos y con un montón de fibra? ¡Pues ahora ya saben!

2. Les mandas fotos de cada una de las comidas que preparas.

De absolutamente todas las comidas, inclusive si es algo que ya habías hecho antes pero ahora te salió un poquitín diferente. El mensaje que acompaña la foto (que de seguro ya subiste a Instagram) detallará los ingredientes de dicha comida junto con el emoticón de “pulgares arriba”.

3. Haces que salir a comer sea aún más difícil de organizar por la dieta en la que estás.

Querido, ¿qué es esto? ¿Qué está pasando? “¿Quieres comer?” se convierte en “¿Deberíamos tomar un café o algo así más tarde?” una cita en la que llevas tus paquetes de Splenda y pides leche de almendras porque la leche de soja puede causar cáncer de mama.

4. No puedes juntarte en la noche con tus amigos porque tienes que estar en la cama a las 9 p.m. para poder levantarte a las 5 a.m. para ir al gimnasio.

También les dices repetidamente cuan a menudo bates tus propio récords en la app de Nike+, y les mandas imágenes para que miren tus progresos y los mapas de ruta que tomas, aunque casi siempre son los mismos.

5. Llenas Pinterest con millones de pins sin sentido de rutinas de entrenamiento que te gustarían probar, pósters que te motivan, recetas paleolíticas, etc.

Si te preguntan a que te dedicas cuando no estás trabajando, tu respuesta por lo general será, “Oh, pues busco recetas en Pinterest”.

6. Les recuerdas cada día cuan mejor te sientes desde que cambiaste tu estilo de vida…

¡TODOS QUEREMOS QUE TE CALLES POR FAVOR!… incluyendo pero no limitando: cuanta más energía tienes ahora, cuanto mejor duermes, cuanto peso estás perdiendo, lo satisfecho que estás con tu dieta aunque tengas que dejar de comer tu comida favorita, que no entiendes porqué no habías hecho esto antes, etc.

7. Buscas el valor nutricional de absolutamente todo lo que comes y lo que comen tus amigos.

¡Tiene hasta un lector de código de barras! Todas las comidas tienen que añadirse antes de empezar a comer, para asegurarte de que no sobrepases la cantidad diaria permitida.

8. Te ofreces a cocinar para ellos pero sustituyendo los ingredientes habituales por opciones “más naturales”.

¡Puedes preparar arroz de coliflor! El yogurt griego puede sustituir a la mantequilla, aceite, crema de queso o hasta la mayonesa. Espera, no deberían usar ese salsa de tomate Heinz. Tú tienes algo de vinagre, extracto de tomate y las especias necesarias en la despensa. ¿No es un milagro?