Salma Hayek confiesa que cuando se mudó a Los Ángeles tenía un armario lleno de modelos de alta costura, pero ninguna fuente de ingresos con la que mantenerse en la ciudad.

Fue en ese momento cuando se dio cuenta de lo “inútil” que resultaba tener ropa cara para prosperar en el mundo de la interpretación.

“Pocos meses después de llegar a Los Ángeles, me quedé completamente arruinada y tuve problemas muy graves para sobrevivir día a día. Sin embargo, en mi armario tenía un montón de ropa de diseño en el que destacaban los vestidos de Chanel, unas prendas preciosas y muy caras que me vi obligada a vender para poder pagar la renta y comprar comida”, confesaba la intérprete a la revista Stylist.

“Siempre usaba los vestidos de Chanel cuando me presentaba a una audición, pero como no me ayudaron a conseguir ningún papel acabé por desprenderme de ellos. Necesitaba dinero urgentemente”, dijo.

La artista es consciente de que la alta costura no es esencial, pero aún así le encanta lucirla, tanto ropa como zapatos, aunque reconoce que los tacones no son para todo el mundo.