Con la ropa no solo expresamos cómo nos sentimos sino que esa misma ropa puede también influirnos a nosotros. Cuando nos manchamos o descubrimos un agujero en alguna prenda o, por el contrario, nos gustamos con algún modelo o vemos lo bien que nos sienta algún trapo que teníamos olvidado estamos en realidad comunicándonos con esa ropa.

Algunos psicólogos consideran que ponernos ropa que nos haga más altos nos ayuda a tener una actitud más segura, por lo que llevar tacones o vestir casi en la totalidad del mismo color puede hacernos parecer más altos y también más seguros.

De igual modo, separar el estilo que llevamos en nuestro tiempo libre respecto al que llevamos en el trabajo, puede ayudarnos a desconectar del estrés laboral y a conectar más rápido con la ropa que nos recuerda que no debemos trabajar.

Así, unas zapatillas de correr que realmente nos gusten pueden motivarnos a hacer deporte, una determinada ropa interior puede hacernos sentir más seguros a la hora de tener relaciones sexuales o una ropa más ancha puede ayudarnos a estar más relajados.

Por lo tanto, sentirse bien repercute en todo, tanto en nosotros mismos como en nuestro alrededor. En algunos casos esto puede tener que ver con parecer alguien que no somos, pero también puede significar generar una energía positiva que hace un recorrido desde el interior al exterior y viceversa. Brandon Páramo

TAGS RELACIONADOS