El 20 de enero de 1993, Audrey Hepburn fallecía en Suiza a los 63 años de edad, pero su imagen sigue intacta, no solo por sus trabajos cinematográficos, sino también por su gusto en el vestir.

“Sabía mirarse al espejo y amaba la sencillez, su estilo sigue siendo muy imitado”, ha dicho a Efestilo el escritor Juan Tejero, autor de “Audrey Hepburn, una princesa en la corte de Hollywood”, editado por Bookland.

Audrey Hepburn es un icono de estilo que ha traspasado décadas y modas. “Su imagen jovial, fresca y moderna ha sido imitada por cientos de mujeres”, explica Tejero.

En una época dominada por actrices con exuberantes curvas que hacían gala de la voluptuosidad, la protagonista de “Charade” lució una imagen angelical, etérea y muy parisina gracias a prendas tan sencillas como el pantalón pitillo, los jerséis de cuello cisne y las camisas blancas.

Prendas a las que sumó vestidos negros sin mangas con largo por debajo de la rodilla, trajes de chaquetas, gabardinas anudadas a la cintura, pichis conjuntados con suéter de manga larga, pantalones tobilleros, bailarinas y zapatos mocasines.

Aunque Hubert de Givenchy se convierte en su modisto de cabecera y confecciona prendas exclusivas para realzar su figura, Yves Saint Laurent y Valentino se encargan de las prendas pret-á-porter, con las que reinterpreta un “look” andrógino.

En la década de los 70 apuesta por los abrigos amplios con cinturón, los pantalones de campana y el pañuelo anudado a la cabeza.

Para los estilismos de fiesta y noche, la actriz solía lucir hermosos diseños con increíbles faldas con vuelo, vestidos largos con cortes asimétricos que dejaban sus hombros al descubierto, la mayoría de ellos confeccionados en telas brocadas, tules o rasos.

Los tocados y sombreros, los collares de perlas, las gafas de sol tamaño XXL, los guantes y los bolsos fueron sus accesorios favoritos. Rara vez se le veía con joyas llamativas ni relojes. EFE