Alexandre Delima presentó en la Semana de la Alta Costura de París su segunda colección, en la que exploró con originales bordados y lujosos materiales la vestimenta deportiva de los años setenta.

“Esta vez he querido ir más lejos y he explorado mi lado más delicado”, explicó a Efe un creador que reconoce su pasión por las motos, los ángulos rectos o el negro y el dorado.

Esta búsqueda de suavidad comenzó con la elección de una paleta cromática que asimiló turquesa de China, azul Klein, rosa palo, menta, azul grisáceo y oro champán.

“Como era primavera-verano, quería algo más fresco, más suave, más pastel, pero con un toque de intensidad”, justificó un creador que acostumbra a tomar su inspiración cromática en los minerales que observa en una tienda de la capital francesa especializada en piedras y cristales.

Con la intención de mostrar la sintonía entre su creación y la naturaleza, mostró la caja en la que guarda los recursos de los que se tiñeron sus prendas. “Escojo los colores que vienen de la tierra para seleccionar mi gama de color”, añadió.

Tras haber crecido en Washington DC (Estados Unidos) con una madre francesa y un padre iraní, Delima decidió trasladarse a París para estudiar en la escuela de diseño de moda Esmod.

Fue precisamente en la capital francesa donde conoció el arte de la alta costura de la mano de Christophe Josse, con quien trabajó durante cinco años antes de empezar su andadura en solitario.

“Hemos tenido un gran inicio”, precisó Delima respecto a la reacción de la prensa y de la clientela a su primera colección, lo cual le animó a continuar y a desvelar sus diseños en este desfile.

Tras un debut que él valoró positivamente, era necesario asentar la firma, por lo que esta segunda hornada creativa fue “veinte veces más elaborada” que la que le sirvió de carta de presentación hace casi siete meses.

En la confección de estas prendas ha participado un número mayor de profesionales, quienes han desarrollado los bordados geométricos con filamentos de lana incrustada entre dos capas de organza o pliegues en origami.

“Trabajo mis colecciones con los materiales más nobles que puedo”, señaló el diseñador antes de destacar la muselina con lúrex que simula un efecto mojado gracias a los destellos que produce.

En este repertorio en el que revisitó el vestuario deportivo “de manera lujosa” también integró sus raíces peruanas con motivos que recordaron a las líneas de Nazca, como precisó.

En sus creaciones, “siempre hay algo étnico para poner un poco de sal a esta ensalada”. EFE