Estos eventos en los que no solo hay un palmarés con las mejores películas, sino competición de alfombras rojas en busca de ese premio paralelo que es el del mejor vestuario fuera de la pantalla.

Sirvan de ejemplo las actrices que más flashes han acaparado esta temporada por su estilo, al que se presta tanta atención como a sus trabajos en la gran pantalla.

Cuando Angelina Jolie llega a un acto es seguro que Versace o Ferragamo, a ser posible de negro, acuden con ella. Este “uniforme”, con vestido de la primera firma y zapatos de la segunda, fue el que escogió para los últimos Óscars, aunque solo su pierna fuera “trending topic”.

Al igual que Jolie, Michelle Williams solo aparece cuando hay una película suya en el cartel de la velada. Este año ha sido “Mi semana con Marylin” la que le ha llevado a todas las alfombras rojas esta temporada.

Abanderada del corte de pelo “pixie”, Williams completa ese “look” años 60 con vestidos de estética “mod” como el Kenzo que escogió para la Berlinale o el aniñado camisero con estampado de nubes de la segunda línea de Victoria Beckham con el que asistió al almuerzo anterior a la entrega de los Óscar.

Este año, entre las nuevas estrellas han destacado Bérenice Bejo o Rooney Mara y, en su segunda temporada, Jessica Chastain.

El reconocimiento por “The Artist” le ha permitido a la actriz argentina escoger entre todas las grandes firmas, con predilección por la alta costura.

Bejo ha lucido desde elaborados vestidos, como el Elie Saba de los Óscar o el Louis Vuitton con larguísima cola con el que presentó la gala de apertura del último Cannes; hasta divertidos modelos como un Prada que conjugaba varios estampados de su colección de primavera.

Ahora solo queda saber si los “looks” que se luzcan entre los canales de Venecia habrá alguno que consiga arrebatar el premio al mejor vestuario de cine a estas estilosas nominadas. EFE