El rostro, el espejo del alma. Es como una tarjeta de presentación. Como bien sabemos, las primeras impresiones son muy importantes, por eso todas queremos lucir un rostro lo más perfecto posible.

Exfoliación. Una suave exfoliación un par de veces por semana renueva tu piel dejándola más suave y luminosa. También la deja más receptiva para la aplicación de tratamientos posteriores.

Hidratación. Nuestro cuerpo está formado por un 80% de agua. Una buena hidratación ayuda a mantener tu piel en buen estado por más tiempo manteniéndola firme y flexible.

Corregir y disimular. Como humanas que somos, todas tenemos algún granito inoportuno, manchitas, alguna arruguita u otras imperfecciones. Hay muchos cosméticos que nos ayudan a luchar contra estos defectillos, desde mascarillas purificadoras que ayudan a combatir el acné hasta cremas tensoras y nutritivas para recuperar la elasticidad de la piel.

Cuídate por dentro y se verá por fuera. Respeta tus horas de sueño, bebe mucha agua y lleva una dieta equilibrada, rica en frutas y verduras frescas. Evita el tabaco y reduce el consumo de café, alcohol, azúcares y grasas saturadas.

Evita el estrés, enamórate, disfruta de la música, el arte, la naturaleza y las cosas buenas de la vida, porque no hay mejor truco de belleza que simplemente ser feliz.