Custo Barcelona apostó por dejar que sus diseños transparentaran la piel de la mujer, con mirillas, estudiados jirones, transparencias y rejillas.

Custo Dalmau, a quien todos los diseñadores españoles deben el respeto de haber abierto camino en la Semana de la Moda de Nueva York a la creación ibérica, prosigue su camino a la sofisticación, “hacia la madurez, que no el envejecimiento” de una marca que, pese a todo, mantiene su ADN en el color y el grafismo.

“Skin” propone “cubrir el cuerpo de la mujer con el menor tejido posible. Camuflarlo”, asegura el diseñador catalán, quien cosechó aplausos por una colección epidérmica en la que los tejidos van desde el algodón, la seda o el lino hasta tejidos de última tecnología, lamé o artesanía.

Todos ellos juegan con la piel de la mujer: proyectan sobre ella, la potencian o a veces se mimetizan. El verano, para Custo, viene más caluroso que nunca y las prendas se reducen a la mínima expresión. A veces, solo una estructura que no ejerce ni peso ni casi roce sobre los cuerpos de las modelos. Su belleza apenas da sombra.

Esa mujer de Custo en primavera-verano 2015 “que no tiene miedo a enseñar su cuerpo” se abona a “piezas cortas, mucho short, minivestidos. Tejidos transparentes y muchos de ellos con aperturas laterales”, explica, siempre con la firma de unos estampados caleidoscópicos y una paleta de colores interminable.

Mucho reflejo metálico, algún estampado andino y una apuesta por el bikini en ellas y las bermudas en ellos han definido la brisa fresca de Custo.