El libro en el que el legendario actor cuenta la historia detrás del rodaje del clásico de 1960 Espartaco, dirigido por , se publicará en español por primera vez en septiembre.

El intérprete, además de protagonizar el filme, produjo y financió la epopeya. En ¡Yo soy Espartaco! Rodar una película, acabar con las listas negras, se centra en el contexto de censura que se vivía en Estados Unidos en los años 50 por la persecución de comunistas y sospechosos de simpatizar con la ideología.

El guionista de la cinta, basada en la novela homónima que escribió en prisión en 1951, fue , prohibido en Hollywood por no haber declarado o descartado en el Comité de Actividades Antiamericanas si era comunista. Por primera vez desde que empezó la cacería del Gobierno, su nombre aparecía en una producción sin ocultarse en un seudónimo.

“La década de 1950 fueron años de miedo y paranoia. En aquel entonces, el enemigo eran los comunistas. Ahora, el enemigo son los terroristas. Los nombres cambian, pero el miedo permanece. Los políticos exacerban aún más el miedo y los medios de comunicación lo explotan. Se benefician de mantenernos atemorizados”, escribe Douglas.

El patriarca del clan Douglas recuerda que se arruinó la vida de inocentes y dedica emocionadas palabras al hombre que escribió uno de los papeles más gloriosos de su carrera, al que calificó como un “héroe” que le enseñó lecciones que no quiere llevarse a la tumba sin compartirlas.

“Dalton era fiel a sus ideas hasta decir basta, pero jamás se ofendía cuando alguien las ponía en duda. Albergaba una extraña mezcla de seguridad en sí mismo aligerada también por una gran distancia de sí mismo. Tomarse el trabajo muy en serio sin tomarse a uno mismo muy en serio constituye un don muy inusual que en él era abundante. Me enseñó mucho sobre la valentía y la elegancia”, añade.