Una serie de atentados con bombas en Bagdad, capital de Irak, dejaron al menos 33 muertos e incontables heridos.

Las explosiones ocurrieron en siete distritos de mayoría chiita, con objetivos como cafeterías, mercados y restaurantes, .

Las fuerzas de seguridad iraquíes aumentaron la vigilancia durante las celebraciones que marcan el final del , un evento importante del calendario musulmán que este año terminó el 8 de agosto.

Al menos mil personas perecieron en julio, el mes más sangriento en el país de Medio Oriente en varios años.