Estados Unidos advirtió que sería un error que la coalición internacional aumente los bombardeos contra el Estado Islámico en Irak y Siria.

El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas estadounidenses, Martin Dempsey, opta por una “calma estratégica” en la lucha de la aviación aliada frente a los yihadistas de la que pretende instaurar un califato.

“Lanzar una lluvia de bombas sobre Irak no es la solución”, recalcó Dempsey durante una visita al portaaviones francés Charles de Gaulle, que participa en esta operación desde finales de febrero en aguas del Golfo Pérsico.

Para el mando militar, intensificar los ataques aéreos supondría un riesgo para la población civil, lo que podría alimentar la propaganda de los extremistas sunitas.

“Hay que tomar el tiempo necesario para recabar las informaciones precisas sobre eventuales objetivos”, añadió.