El técnico húngaro era un verdadero trotamundos antes de su llegada al cuadro de las ‘Aguilas’, había dirigido en Hungría, Holanda, Rumanía, Argentina, Chipre, Italia, Brasil, Uruguay, Suiza y Austria.

Una vez establecido en Portugal, logró el título con el Porto para después pasarse a la vereda del frente, al Benfica, con el que consiguió nada menos que dos Copas de Europa (1960-61 y 1961-62).

Todo era felicidad para Bela Guttmann hasta que consideró que era el momento indicado para pedir un aumento de sueldo por los logros conseguidos. La respuesta de la dirigencia no fue la que esperaba el húngaro, que ante la negativa tuvo que dejar el club.

Su salida del Benfica no pasó nada desapercibida, ya que fue ahí donde lanzó su tan famosa maldición que hasta hoy arrastra la institución lusitana. “En cien años desde hoy, ningún club portugués se convertirá en campeón de Europa y el Benfica sin mí nunca ganará una copa europea”.

Desde entonces, las ‘Águilas’ han sumado ocho derrotas en finales y ni el mismo Guttmann pudo revertir su maleficio, ya que años después volvería al club pero sin lograr título internacional alguno.

Los hinchas del Benfica incluso le hicieron una estatua en su estadio buscando que la madlciión termine, pero no dio resultado, así como tampoco las plegarias que le elevó el mismo Eusebio, ídolo del club con el que logró los últimos dos títulos internacionales.

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