Jean Deza, nacido en el Cantolao, se encuentra demostrando todo su fútbol en Eslovaquia, precisamente en el Zilina. Su equipo, que está puntero en su liga, disputó la temporada pasada la Champions League y quiere repetir el plato en la temporada 2012-2013. Esta vez, lo haría con un peruano en sus filas.

El habilidoso jugador, quien también acaba de ser convocado a la Selección Sub-20 de Perú, conversó en exclusiva con LaNueve y nos contó cómo fueron sus primeros pasos en el fútbol y qué objetivos tiene en su carrera como deportista profesional.

¿Cómo decides dedicarte al fútbol?

Mis inicios en el fútbol se dieron desde los diez años. Llegué al Cantolao, y le gusté al técnico desde el primer día; es así que me dieron media beca y seguí entrenando, trabajé con bastante esfuerzo sucesivamente. Mis viejos me apoyaban, luchaba contra todo. Con el trabajo logré estar donde estoy.

¿El ambiente en el que creciste fue duro?

No fue fácil, tenía muchas cosas que jugaban en contra: problemas de familia, escuela. Lo que me motiva a seguir es cuando me doy cuenta que patear la pelota era muy fuerte. Era algo muy lindo, inexplicable, hacer reír y gritar a la gente con mis goles, mis jugadas.

Entonces, ¿es el fútbol lo que te hace salir adelante?

Claro, porque me lo tomé en serio. Para mi el fútbol es un trabajo donde tú tienes que acostarte temprano, comer bien, dormir bien. Esa es la parte más importante de ser futbolista.

Tuviste la oportunidad de probarte en varios equipos de Europa.

Sí, estuve en varios. En Boca hay jugadores de alta calidad, al igual que en los otros equipos donde tuve la suerte de jugar: Frankfurt, Basel, Lanús. Yo trabajé ahí con bastante esfuerzo esperando una propuesta del algún equipo de Primera División.

¿Cómo así nace la oportunidad de llegar al Zilina?

Me vieron jugar en el Basel y el manager habló con mi representante. Fui a unas pruebas y demostré lo que venía haciendo. Se me dio la oportunidad en el equipo y no la desaproveché.

Imagino que llegar a un país totalmente nuevo para ti debe haber sido duro.

Afrontar una nueva vida era muy difícil: el idioma, la gente las costumbres. Yo llegué con 17 años y los cuatros meses que estuve trabajando hicieron que me acostumbre. Firmé mi contrato, jugué a la siguiente semana y tuve la oportunidad de entrar en un partido que perdíamos 1-0 y lo terminamos ganando. Me gané la confianza del técnico y mis compañeros, y desde ahí no solté el titularato.

Ahora que has recibido el llamado de la Sub-20, ¿qué objetivos tienes planeados?

Mis objetivos son dar la vida por la Selección Sub 20. Ya hemos trabajado cuatro días juntos, es muy buen grupo pero tenemos mucho por hacer. Hay poner empeño y eso nos va a ayudar hacer cosas grandes.

Con 18 años, ¿cómo haces para llevar una vida ordenada?

Pienso que uno como joven debe conversar con sus asesores, con sus padres, pedirles consejos. Tengo que saber hacer las cosas y por eso es importante tener una persona que te ayude, que te apoye en todo momento.