Corinthians igualaba 1-1 con Boca Juniors. El ‘Timao’ necesitaba 2 goles más para avanzar a cuartos de final. Corría el minuto 75 y tras un centro desde la derecha, Paolo Guerrero cedió un pase de cabeza a Alexandre Pato.

El delantero brasileño bajó el balón con buena técnica, se sacó la marca del portero de Boca Juniors, Agustín Orión, y al momento de definir nunca conectó la pelota.

Se tropezó con su propia pierna y tampoco dejó definir a Paolo Guerrero. Este gol fallado pudo cambiar la historia del Corinthians.