El duelo disputado en el estadio Metropolitano ponía al afrente a dos equipos necesitados de la victoria, los locales no supieron manejar la presión y caían en una serie de imprecisiones bien aprovechadas por su rival de turno.

Bolívar supo ser paciente y con un planteamiento muy sólido aprovechó una de las pocas ocasiones de gol que generó, cuando William Ferreyra batió el arco rival a los 36 minutos del complemento con un certero cabezazo.

El Junior trató de reaccionar, pero la claridad de su juego y el tiempo del reloj le jugaron una mala pasada, no teniendo más opción que resignarse a una dura derrota casera.