La escuadra ‘azzurra’ fue muy criticada tras salir campeón en el mundial que organizó, porque se decía, en aquella época, que la localía y el régimen fascista de Benito Mussolini habían influido en los resultados.

Esta vez en el mundial organizado en su vecino país de Francia, dejó claro ante todo el mundo que el equipo italiano era potencia futbolística y que no necesitaba ayudas extrafutbolísticas para ganar la competición.

Italia derrotó a Brasil, quienes ya aparecían con su juego pintoresco, en la semifinal. En la final, en un duelo no apto para cardíacos, doblegaron a Hungría por 4 a 2.