Dos goles de James Rodríguez, el primero para una galería de arte, han puesto hoy a Colombia en los cuartos de final de Mundial, un puerto jamás alcanzado en su historia futbolística y en el que le espera Brasil el 4 de julio en la ciudad de Fortaleza.

A los 22 años, en su primera experiencia mundialista pues la última la vivió su país ‘in situ’ cuanto él tenía seis, en 1998, James Rodríguez decidió escoger el estadio Maracaná para sentar las bases del nuevo fútbol de su país gracias a un arquitecto argentino que dirige las obras desde el banco, José Pekerman.

El exseleccionador de la Albiceleste sigue su camino invicto en las copas del mundo, pues de Alemania 2006 el anfitrión los sacó en una tanda de penaltis.

Y hoy Colombia, que llegó a los octavos de final con nueve puntos de nueve posibles cosechados en la fase de grupos, resultó intratatable para una brava selección uruguaya que llegó herida por la pérdida por sanción de su referente, el goleador Luis Suárez, a quien los hinchas le homenajeron en las tribunas con replicas de su rostro adaptadas como máscaras.