Una decepción absoluta irrumpió hoy de nuevo en la selección española, que completó su desastre en el Mundial 2014 con una derrota contra Chile y una eliminación rápida, con un 0-2 con síntoma de fin de ciclo para la actual campeona del mundo, irreconocible en el estadio Maracaná.

Una debacle sin matices, sin nada que objetar, porque la defensa del título le ha durado 180 minutos en Brasil 2014, eliminada en la primera fase como un equipo insignificante, doblegado por 1-5 por Holanda y por 0-2 por Chile, que, en contraste, se siente importante en el Mundial, con un veloz traslado hasta los octavos de final.

España se queda sin torneo, por más que aún le quede el partido más intranscendente de su historia, el que cierra la primera fase contra Australia, pero Chile avista el futuro con optimismo, con la convicción y determinación que demostró ante la campeona mundial, a la que quizá le faltaron esas cualidades, además de mucho fútbol.

La presión apagó a España. La sintió desde el minuto 1. La suya propia por la transcendencia del duelo y la que le imprimió Chile, un equipo tan agresivo, tan intenso y tan compacto como se preveía en la víspera, uno de esos conjuntos que convierten cada jugada en una cuestión de supervivencia, que pelean el balón hasta el final.