España y toda su afición rememora con orgullo y añoranza aquella noche fría en el coliseo de Johannesburgo en el que el equipo de Vicente del Bosque puso el colofón y accedió al Olimpo de los grandes con la primera y única corona mundialista.
El remate cruzado de Iniesta a los 116 minutos certificó el broche dorado a una generación para el recuerdo, a un estilo de juego que pasará a la historia, y firmó la página más brillante del balompié español, que hasta entonces no acumulaba más que disgustos en los torneos mundialistas.
Fue una Copa del Mundo la de Sudáfrica 2010 en la que España, como no podía ser de otra forma, sufrió desde la derrota inicial ante Suiza en Durban, pasando por el penal parado por Iker Casillas en cuartos al paraguayo Cardozo hasta las intervenciones memorables del portero madridista a Arjen Robben en la final y la casi angustiosa espera hasta que Iniesta enganchó el disparo cruzado que otorgó el título a la Roja.
El conjunto de Del Bosque hizo historia en Sudáfrica y no paró ahí. Esa generación, que se coronó primero con Luis Aragonés en la Eurocopa de Austria y Suiza 2008, tuvo su continuidad en la siguiente Euro de Polonia y Ucrania 2012, donde defendió el título y se convirtió, al ganar en la final de Kiev a Italia, en el primer equipo que enlazaba dos cetros continentales y el Mundial.
A partir de ahí llegó una fase clasificatoria para Brasil más bien discreta, en la que se vio obligada España a vencer en París para lograr el billete directo y no tener que pasar por la repesca, y la dura eliminación en la primera fase del Mundial tras caer ante Holanda y Chile.
El equipo de Vicente del Bosque llegó justo de fuerzas, muy limitado, y hasta de confianza. Tras cuajar un más que aceptable primer tiempo ante Holanda en el que se adelantó con gol de penal de Xabi Alonso, una ocasión marrada por David Silva, y el casi seguido tanto de Robin van Persie dilapidaron el sueño de la Roja de luchar por revalidar el título.
En el segundo periodo, España estuvo a merced de Arjen Robben, Van Persie y compañía. Holanda se tomó la revancha del Soccer City y luego Chile remató la faena en el segundo encuentro. El adiós prematuro era un hecho.
Ahora, cuatro años después, los aficionados españoles se consuelan con ver, como otras tantas veces, el Mundial por televisión y decantarse por uno y otro equipo. Alemania o Argentina recogerán el testigo el domingo en Maracaná, el escenario de la derrota ante Chile.
Allí acudirá Carles Puyol, uno de los hombres clave de la época gloriosa de España, para entregar el trofeo y ofrecerlo, antes del partido, al mítico coliseo para que luego vuelva a ser entregado.
España lo verá con cierto dolor tras estos seis años gloriosos. Habrán pasado cuatro años y dos días. Pero la selección, como la vida misma, no para, y ya se mira la fase de clasificación para la Eurocopa de Francia 2016.
Antes será el momento de conocer oficialmente la decisión definitiva de Vicente del Bosque sobre su continuidad, así como la de algunos de los jugadores que han llevado a la gloria a la selección.
Se vislumbran aires de renovación, de cambios de nombres y de la consolidación en la selección absoluta de jóvenes que han brillado en categorías inferiores y que, paralelamente, han ido consiguiendo títulos europeos hasta la Sub-21 con el mismo estilo combinativo que abrió un capítulo en la historia del fútbol mundial.