Nunca Alemania se ha impuesto a Brasil en un partido oficial. Los tres que han disputado, dos en la Copa Confederaciones y uno en un Campeonato del Mundo, terminaron siempre del lado del poderoso equipo amarillo.

El 2002 fue el último gran momento alemán en un Mundial. Tres veces campeón, en Suiza 1954, Alemania 1974 e Italia 1990, pretende en Brasil 2014 recuperar su dominio y regresar a la lucha por el título, algo que no sucede desde aquél torneo en Asia.

Alemania, que en Belo Horizonte jugará su cuarta semifinal consecutiva, se estancó en este tramo en la edición que organizó en el 2006 y en la más reciente, en Sudáfrica 2010.

Alemania confía en dar el salto al éxito esperado ante un adversario presionado por la obligación de ganar y obtener su sexto trofeo. Lastrado por el recuerdo del Maracanazo al que le sometió Uruguay en 1950, la otra ocasión en la que ejerció de anfitrión, Brasil aspira a cumplir con las expectativas y a repetir la victoria ante un adversario al que siempre la ha vencido con algo en juego.

En aquella ocasión, el equipo germano dirigido por Rudi Voeller formó con Oliver Kahn, Thomas Linke, Christoph Metzelder, Carsten Ramelow, Dietmar Hamann, Jens Jeremies, Bernd Schneider, Torsten Frings, Oliver Neuville, Miroslav Klose y Marco Bode.

Brasil tuvo como once inicial a Marcos, Cafú, Lucio, Roque Junior, Roberto Carlos, Edmilson, Gilberto Silva, Rivaldo, Ronaldinho, Kléberson y Ronaldo.

Dos goles de Ronaldo proporcionaron el éxito a Brasil. Fue año del ‘nueve’ brasileño, que disfrutó de un Mundial redondo y se erigió como máximo anotador.

Ronaldo es, con quince goles, el máximo anotador en la historia de los mundiales, igualado ahora por Miroslav Klose.

Es Klose, precisamente, el único superviviente de aquella final junto con Luiz Felipe Scolari. Ambos se reencontrarán en Belo Horizonte. Probablemente en la banda. Klose como suplente alemán en busca de la revancha. Scolari como responsable de Brasil, al que pretende devolver a la gloria como anfitrión.