La talentosa y jovencísima generación de la selección belga, que ha ganado sus tres encuentros de la primera fase, se medirá en octavos de final a Estados Unidos, mientras Corea del Sur, que necesitaba una goleada y que Argelia no ganase, cayó eliminada.

Arrastrados por la inercia de estar en octavos de final, la desidia se notó en actitudes de algunos jugadores. Solo Mertens se salvó. El pequeño extremo del Nápoli remató en el área pequeña unos palmos por encima del larguero una jugada prolongada por Kevin Mirallas.

Otros dos disparos lejanos del propio Mertens, uno de ellos en un libre, adornaron la hoja ofensiva de los “diablos rojos”.

Corea del Sur, muy limitada técnicamente, se aplicó con lo que pudo. El medio del Sunderland Ki Sung-Yueng cargó un disparo raso al poste derecho de Courtois. El gigante de dos metros sacó la manopla.

Como si Bélgica pretendiese ponerle pimienta a un aburrido encuentro, Defour le clavó los tacos a Kim Shin-Wook en un balón dividido en el centro del campo. Completamente gratuito. El australiano Williams le mandó a la caseta con roja directa.

Con uno más, el combinado asiático atacó con sus armas. Velocidad en bandas y centros al área que no hallaban respuesta ante la imponente estampa física de los centrales belgas Van Buyten y Lombaerts.

Divock Origi, el chaval de 19 años que se había doctorado en Maracaná al anotar el gol de la victoria frente a Rusia, volvió a acumular minutos y a dejar buenas sensaciones. Por su movilidad y capacidad técnica.

El delantero nacido en Kenia probó desde fuera del área. El rechazo del portero coreano lo remató a placer el lateral zurdo del Tottenham Vertonghen. De nuevo Wilmots había acertado en los cambios.

EFE