Hablar de Argentina 1978 es recordar a una selección argentina que se hizo poderosa con su afición atrás que nunca dejó de alentar.

Sin embargo, hablar de ese mundial implica acordarse también de una etapa política complicada en el país gaucho, donde a Jorge Videla, presidente de una dictadura argentina, se le acusó de la desaparición de más de 30 mil personas, por lo que varios países invitados al mundial dudaron en participar por encontrarse con una duda moral.

Jugadores como Johan Cruyff y el alemán Paul Breitner decidieron no acudir a la cita mundialista por encontrarse en contra de la violación de los derechos humanos que se daba en Argentina.

Sin embargo, el mundial se llevó a cabo. Los favoritos eran los mismos de siempre: Brasil, Alemania, Italia y la ‘Naranja Mecánica’. Un paso atrás estaba la selección local, que a pesar de contar con grandes jugadores como Daniel Pasarella, Mario Kémpes, Ubaldo Matildo Fillol, Leopoldo Luque, entre otros, no tenía el peso necesario para disputar la preferencia de los conocedores y apelaba al fuerte apoyo de su hinchada y su localía para sacar provecho.

El equipo argentino entusiasmó pero no convenció en la primera etapa del mundial donde quedó en segundo lugar de su grupo por detrás de Italia, con quien perdió por 2-1 en un partido que dejó ciertas dudas en la albiceleste, que dirigía el ‘Flaco’ César Luis Menotti.

En la segunda ronda, donde también se jugaba por grupos, los argentinos cayeron en un grupo más que complicado, en teoría. Junto a Brasil y Polonia, se encontraba Perú que había liderado su grupo dejando en el segundo lugar a Holanda.

Con un final controvertido hasta el día de hoy, con ese escandaloso 6-0 de Argentina a Perú, que eliminó por diferencia de goles a Brasil, la selección albiceleste se hizo de un lugar en la final. Su final; donde enfrentaría a Holanda, que a pesar de no contar con Johan Cruyff, seguía siendo una potencia y se había impuesto en su grupo a la República Federal de Alemania y a Italia.

En un partido digno de una final, disputado en el Estadio Monumental de River y con 71,483 gargantas alentando a Argentina, la selección local parecía llevarse la copa del mundo en tiempo regular gracias al gol de Mario Kempes a los 38 minutos, hasta que llegó el gol de Dick Nanninga a los 82’ lo que puso nerviosos a los gauchos.

El alargue era necesario. La angustia se extendía y el título se alejaba.

Sin embargo, el gozo es mayor cuando se sufre y así lo entendió Argentina que con un gol más de Kempes a los 105’ y otro de Bertoni a los 115’ supo levantar el máximo trofeo por primera vez, con su gente gritando alborotada y olvidando, al menos por un momento, los problemas internos.