Real Madrid y su sensacional primer tiempo chocaron contra el esloveno Jan Oblak, insuperable para el conjunto blanco y salvador para el Atlético de Madrid, que sobrevivió en el partido de ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones de las manos de su portero, sus paradas y un 0-0.

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No marcó Dani Carvajal, en el minuto 2, tampoco el galés Gareth Bale, en el 4 en un duelo en solitario con el portero y después con un trallazo desde lejos, ni el portugués Cristiano Ronaldo de falta directa ni el colombiano James Rodríguez, en un par más. En su camino, se erigió un muro insuperable para ellos: Jan Oblak.

De largo, el portero esloveno, sublime todo el primer acto, fue el mejor del Atlético, el sosten sobre el que se mantuvo vivo hacia el descanso el equipo rojiblanco, minimizado como hace tiempo no se recuerda, más en su estadio; a merced de su adversario y con una sola ocasión antes del intermedio, de Griezmann, por fallo ajeno.

Por eso, el pitido del final del primer periodo fue un alivio tremendo para el Atlético, al igual que la portería a cero. Una noticia inmejorable, sorprendente incluso por el juego desplegado antes por ambos equipos y por la pegada que acostumbra el equipo blanco, con ese aspecto como único debe en 45 minutos de derbi.

En cualquier otra ocasión hace cuatro años, aún sin el argentino Diego Simeone en el banquillo rojiblanco, el partido probablemente ya habría estado finiquitado, pero el salto en los últimos tiempos del Atlético también se percibe en este tipo de choques, en los que no se descompone, y en su capacidad individual, hoy de Jan Oblak.