Era el año 2004 y Louis Van Gaal era director deportivo del Ajax, club con el que años antes se había consagrado como campeón de la Champions League, Copa Intercontinental, Supercopa de Europa y ligas locales con una generación de jugadores como Edgar Davids, Clarence Seedorf, Patrick Kluivert y Mark Overmars, así otros experimentados como Jari Litmanen o Frank Rijkaard y al portero Edwin van der Sar, quienes luego desplegaron su juego en otros grandes del viejo continente.

Sin embargo, en aquella época ya empezaba a surgir una figura en el cuadro holandés: Zlatan Ibrahimovic.

El sueco, que ya se empezaba a erigir como la la estrella del club, que estaba en reestructuración tras la partida de sus principales jugadores, tuvo un problema con Van Gaal.

Según contó Zlatan, en esa época Van Gaal le dijo, enseñándole con un lápiz cómo debía correr en la cancha, a lo que respondió: “No necesito escucharte. Regresa a tu sitio y escribe algunas cartas”. Luego, el sueco continuó. “Tuve un problema con Van der Vaart (Rafael) y le dije que si seguía jugando yo no lo haría, pero me ordenó que jugara. Una semana después estaba en la Juventus”.

Después, ya en su autobiografía, Ibrahimovic contaría que trabajar con Van Gaal era como hacerlo con un general porque daba órdenes constantes que se debían seguir, por lo que “muchas de las figuras del equipo tenían problemas con él”.

Incluso, el mismo entrenador en aquella época, Ronald Koeman, dejó el club por problemas con Van Gaal.