Dos operaciones y múltiples sesiones de recuperación después, Carles Puyol, vuelve a sentirse futbolista. A sus 36 años, el capitán de el Barcelona ha recibido el alta médica de su trigésima sexta lesión desde el año 2000, unas molestias eternas en su rodilla derecha que le han dejado 220 días en el dique seco.

Carles Puyol ha tenido que esperar catorce años como profesional en el club de su vida para vivir, en carnes propias, la impotencia que siente un futbolista cuando se ausenta más de seis meses de los terrenos de juego.

Su última aparición vestido de corto se remonta en el ya lejano 12 de marzo de 2013. Era el partido de vuelta de los octavos de final de la Liga de Campeones, el día en el que el Barcelona se engalanó con su mejor traje para culminar una remontada épica ante el Milan (4-0), que le valió el billete para los cuartos de final.

Carles Puyol no fue titular y entró en el minuto 76 para substituir a un renqueante Javier Mascherano. Las 90.000 almas que llenaron ese día el Camp Nou desconocían que esos serían sus últimos 14 minutos de la temporada 2012-2013.

Tres días después, el Barcelona anunciaba, para sorpresa de muchos, que su capitán se había sometido a una artroscopia para llevar a cabo una “limpieza articular de la rodilla derecha”. Según los médicos Ricard Pruna y Ramón Cugat, estaría entre cuatro y ocho semanas alejado del grupo.

EFE